miércoles, 31 de marzo de 2010

JALACINGO PAISAJE

SIERRA A LA VERACRUZANA.

Cierra serrana
tu brumosa mañana
que de diciembre a abril
baja, desde tu cielo de tejamanil

Tu sol de lagartija
se devana los sesos
para entibiar los huesos
sin poder ejercer
su vocación de cobija.

Arrímate al sahumerio de la tarde
a oler las humedades del ropaje
y entretén los calores del anafre
con un pezón rodando entre los dedos.

Caliéntate en el vaho de los trotones
que fatigan su tranco de herradura
y bebe la frescura
de un manantial regado a borbotones.

Reposa bajo el palio de cometas
fugaces y agoreros,
de estrellas que tiritan,
más de frío que de miedo
y vuélvete candil de hoja de lata
al final del sendero.

Quiébrate con el hielo que madruga
en la pila del patio,
brilla en el hemisferio del rocío
de un pétalo encarnado
y anuncia sobre el atrio
tu camino
a la misa de gallo.
Truena con el crujido
de tus nueces de agosto
y deja que tu rastro se delate
por el montón de cáscaras
de cacahuate.

Embriágate en alcohol
de un solo vaso
que en la ronda feliz
de los paisanos,
merma su contenido
en buenas manos
mientras derrama
en flores policromas
el brindis primordial
que tu te tomas.

Llora desconsolada tu abandono,
conviértete en milagro afortunado
y préndelo al sudario del patrono.

Sierra repercutida de campanas
que perdió la esperanza
cuando cambió la danza
por hosannas.

Sierra de musgo
y de árboles barbados,
casas de relicario y ofertorio,
de lágrimas de ocote
y abalorio,
donde el hombre convino
el despilfarro
de hacer mañana un jarro
de lo que hoy es el lodo
del camino.




Tierra de veladoras encendidas
de rozas nocturnales,
mundo de aparecidos y nuhales
y cosas presentidas.

Zaguán donde me asalta el acertijo
de un fantasma que dijo
donde escondió el tesoro del abuelo,
y vuelto remolino de subsuelo
cavo el planeta sin un rumbo fijo.

Suelo donde es granizo la bellota
y el hongo de sombrilla, compatriota.






QUIEBRA PLATO

Con esa lenidad de florinieve
que se arropa en la orilla del camino,
te esfumaste grácil, azul y leve
transfigurada en nube, luz y trino.


EL BRASERO.

Duerme la braza
en la ceniza cuna
bajo el brasero,
dentro de la cazuela
vieja y desorejada.






LLUVIA

Sobre el empedrado
del patio central
llueve con sol,
anuncio inequívoco
(según la abuela)
que las venadas
están pariendo.
Los niños
no vemos mas que,
encima del tono amarillo del sol,
con grises repiques en fa,
está lloviendo
sobre el empedrado
del patio central.


CAMPÁNULA.

Sobre el lindero
se asoma la campánula,
arterial,
silenciosa.
Su tañer
de aromas y colores
llama a las abejillas
a un responso de néctar.













POBLADORES.

El hombre
bajo el sombrero fisonómico,
trasuda su humildad
neocolonial.

La mujer,
en el reboso cuna
acuna,
perennemente
su maternidad.


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