miércoles, 31 de octubre de 2012

ELEFANTE MUERTO... PERO DE RISA

Don Juan Carlos de Borbón A un safari, muy campante, Fue a matar un elefante Al África, el re cabrón. Con inmenso mosquetón Se escondió tras una mata Más, traicionera alpargata Se le atoró al dar un paso ¡Y se ha pegao un culazo! Que se ha quebrao una pata. Y del porrazo al instante La cadera, quebradiza Hizo morirse, de risa Al susodicho elefante, Cuando el rey extravagante Oculto tras las secuoyas, Se tallaba las ampollas Procurando disimulo Por haberse roto el culo Andando de gilipollas. El pueblo paga el subsidio De este cazador cazado Que solito se ha entrampado Cometiendo un ecocidio. Más listo fue el proboscidio Que sin salir de su suelo, Sin costo para su pueblo, Con sonrisa socarrona, Ha hecho temblar la corona De este anciano reyezuelo.

domingo, 29 de julio de 2012

asuntos de huevos

No recuerdo hace cuantos años, leí por primera vez en el menú de un restaurante, que para el desayuno servían “huevos divorciados” y los pedí sólo para satisfacer mi curiosidad, sin haberle preguntado a la mesera en qué consistían. Cuando la simpática chica que atendía la mesa trajo el pedido, me sorprendió ver lo mismo que en mi casa se ha servido siempre como “huevos estrellados”, dos huevos fritos a la sartén, servidos en el plato sin ningún aderezo. -¿Cómo, estos son los huevos divorciados? -Le pregunté con cara de sorpresa a la muchacha. -¡Esos son! ¿Qué, esperaba usted otra cosa? -Me devolvió la pregunta. –Pues en verdad sí- insistí- me imaginé que cuando menos vendría uno en un plato y otro en otro. La mesera se sonrió, en cambio mi mujer se enojó conmigo y me echó una filípica respecto a los hábitos conyugales, las camas matrimoniales, los King-sizes, la tolerancia de los ronquidos y otras exhalaciones, las proyecciones de Segismundo Freud y algunos otros temas relacionados con el asunto de los huevos, que lograron que se me indigestaran y que casi llegáramos al divorcio mi esposa. No faltó en el tema el viejo lugar común de que el que está adentro quiere salir y el que está afuera quiere entrar. La discusión derivó, ya menos acaloradamente, hacia los matrimonios de parejas del mismo sexo, de los matrimonios de más de dos, y rematamos con la institución del matrimonio normal en sus dos aspectos, el legal y el religioso. Ella defendiendo la unión y yo despotricando y burlándome de su anacronismo. Volvimos a casa enfadados. Ya en la soledad de mi escritorio recorrí mentalmente la historia de la institución matrimonial, desde el Egipto de las pirámides en que esa forma de unión era privilegio faraónico para el único efecto de asegurar la permanencia en el poder hereditario. El arrejunte esporádico de los espartanos, para no interferir la vocación militar de sus ciudadanos, con lastres domésticos. El ayuntamiento árabe de un hombre con un serrallo de innumerables mujeres. El matrimonio romano de conveniencia económica y social; siguiendo ya en nuestra era con el matrimonio como sacramento religioso, después como institución civil, para rematar con las sociedades de convivencia. El repaso me hizo caer en cuenta de la necedad de los seres humanos. ¡Tan bien que se duerme solo, tan tranquilas que son las noches en que uno puede cruzarse en la cama, taparse o destaparse a gusto, roncar sin que nadie te codee, arrojar aires sin que te llamen marrano, puerco u otro comparativo degradante! ¡Cuánta necedad albergamos los seres humanos para insistir en sobrellevar una costumbre tan incómoda para todos los que la sufren! ¿Es tan fuerte la necesidad de compañía? Para terminar mis elucubraciones, pensé en el número de mujeres que conozco que viven solas y a gusto y conté cuando menos una docena y sin embargo ni un solo varón. Concluí: la necedad y la necesidad es de ellos, no de ellas. Y como los recuerdos son como los racimos de uvas, que tras de una se vienen otras, recordé que en un congreso de gemelos en Querétaro, hace cuatro años, en el restaurante del hotel donde nos alojamos, me sirvieron para desayunar un par de huevos tibios dentro de un recipiente de cristal que a su vez estaba dentro de otro de metal que contenía agua tibia; alrededor del recipiente de los huevos había otros conteniendo limones partidos, sal y salsas. Era tan elegante el servicio que se lo comenté a mi cuate, en la mesa donde estábamos en compañía de otras parejas de gemelos y gemelas, le dije: -“Nunca me habían servido tan bien los huevos como en este hotel”. Mi hermano levantó la vista de su plato, me vio por unos segundos y replicó: -Pues si te quieres quedar a vivir aquí, yo le aviso a tu vieja que ya no vas a regresar”.

AUTOCELEBRACIÓN

En la noche del martes 24 de Julio, en la sala del Colegio de Veracruz, los escritores humoristas Armando Fuentes Aguirre (Catón) y Ramón Durón Ruiz (El Filósofo de Güemes), conocidos de todo mundo, recibieron de manos del gobernador Duarte el reconocimiento Honoris Causa de la Universidad Popular Autónoma de Veracruz (UPAV) cuyo Rector: Guillermo Zúñiga Martínez, impulsó con gran éxito. El maestro Zúñiga, por conducto de nuestro mutuo amigo Uriel Rosas, me invitó a decir una dedicatoria inicial para el evento, para lo cual me pulí y cumplí, creyendo que sería tema de comentario, pero nada. Todas las notas del día siguiente se refirieron a todo menos a lo que yo dije. El único homenaje que recibió mi texto, fue el hecho de que Catón me lo pidiera, cosa que me enalteció y le agradezco de corazón. Pero como yo estoy muy orgulloso de mi texto, pues me van a perdonar que se los ponga en letras de molde por conducto de El Heraldo de Xalapa, para auto celebrar mi mamotreto. Aquí les va: Hace 2,345 años Aristóteles escribió su tratado “Del Sentido y lo Sensible” y fue el primero que se sorrajó todo un ensayo sobre los cinco sentidos de que disfruta el ser humano. Tal vez sus coetáneos tenían sólo cinco sentidos, pero lo que es ahora tenemos muchos más que saltan a la vista y nadie puede negar, a saber: el sentido del equilibrio, el sentido común, (no todos), el sentido térmico, el sexo sentido, el doble sentido y para no seguir enumerando innecesariamente, el sentido del humor, que es al que me quiero referir en concreto. Ya el mismo Aristóteles observó que los sentidos tienen residencia en el alma humana mediante función y órgano, ejemplo, oír > orejas. Mirar > ojos. Sexo > sexo… Humor > cerebro, boca, dientes, esófago, estómago, diafragma y esfínteres. Hay sentidos que funcionan aún estando en la más absoluta soledad como la vista, el olfato, el tacto, el equilibrio. Pero hay algunos que sólo funcionan en sociedad como el sexo sentido y el sentido del humor. El que echa a andar el sentido del sexo en soledad, es un puñetero, y el que se ríe solo es un pendejo. La risa es tan social, que hasta en su forma más elemental requiere de otro: nadie puede hacerse cosquillas sólo. Necesita de otro u otra para divertirse. Por eso el buen humor, la risa, siempre está dirigida a los demás, no es egoísta, es compartida, es un acto civilizado de amor al prójimo. La risa es una forma de redención más pura y sana que el sufrimiento. Los individuos que conformamos la sociedad, muchas veces sin darnos cuenta, le vivimos agradecidos a dos clases de seres humanos: a los que nos sirven la mesa y a los que nos hacen reír. Habrá otros: los que nos emocionan, pero estos estarán siempre en tercer lugar. Los que nos gobiernan recibirán nuestros impuestos, pero nunca nuestro agradecimiento; para explicarlo, decimos que lo que hacen por nosotros es su obligación ni más ni menos. Muchos científicos han llegado a la conclusión de que el amor a la madre es el amor a la teta y nada más, a la mama… ni el nombre varía mucho de mama a mamá. Uno podrá sentir respeto por los héroes, adoración por los santos; pero gratitud, gratitud sólo por los cocineros y los cantineros. ¿Quién no ve aquí con agradecimiento a Pepe Ochoa, el de La Sopa? ¿A los Buché de La Casa de Mamá? (de la mamá de ellos) ¿A Raquel Torres de la Churrería del Recuerdo? ¿Quién no recuerda con gratitud a Conchita Vásquez de Ruiz la de El Tamalito? ¿A doña Fallita Murillo de los banquetes pantagruélicos? ¿A Chico Julio, a Sanctorum, el de Las Palomas? ¿Al prodigioso Negro Uscanga que mereciera un honoris causa de la torta de mariscos o el premio Nobel de la jaiba rellena? Pues así también la gratitud de los hombres se muestra compulsivamente hacia quienes nos regalan una sonrisa, una risa y una carcajada. La sociedad vodevilesca ha visto con gratitud a Medel, a Palillo, a Cantinflas; la sociedad un poco más refinada le vive agradecida a Tin Tán, a Derbez. La gente de letras reverenció con gratitud a Cervantes, Jardiel Poncela, a Álvaro de la Iglesia, a Ibargüengoitia, a Germán Dehesa. Quien hace humor no es cicatero ni estreñido, es dadivoso y compartido. Por eso Armando Fuentes Aguirre, Catón, se merece nuestra gratitud y Ramón Durón Ruíz, él último exponente del legendario Filósofo de Güemes, también se ha ganado nuestra gratitud.

domingo, 17 de junio de 2012

CUCHICUCHI

-El hombre que no tiene suerte con las mujeres, ¡no sabe la suerte que tiene!- Nos decía sabiamente Manuel Pomares Monleón, un viejo maestro español que impartía literatura en el colegio preparatorio, allá por la mitad del siglo pasado. De los republicanos que huyeron de España, para refugiarse en México, sabía muy bien lo que nos enseñaba. Los alumnos que hicieron de su comentario una forma de vida, ahora les viene completamente guanga la recomendación de doña Josefina Vásquez Mota de castigar la abstinencia sufragista con un mes de abstinencia conyugal. Que si no por la sabia enseñanza, por el paso de los años, porque los que la oímos en aquel entonces, ahora estamos en plena senectud y pisando el umbral de la decrepitud, así que por razones matusalémicas, también nos viene floja la recomendación. Pero doña Josefina se soltó el pelo; de pronto la sugerencia la descubre como una verdadera mujer que sabe lo que tiene entre manos, y sabe cómo se puede manipular a un hombre en condiciones físicas óptimas de meter el voto en la urna sin que le tiemble el pulso y sin equivocarse de ranura. La recomendación la salva, la redime de su apariencia monjil, la hace cambiar su imagen ante los mexicanos, no sólo ante las mujeres a las que se dirige con tanta vehemencia, sino ante el género masculino del que se ve que conoce sus entretelas. Lo que hubiera parecido una procacidad, aunque dicha de manera eufemística, la enaltece; muestra con ello su poder, la fuerza de la feminidad y de la sapiencia en las artes cuchicuchiescas. De pronto lanza en Veracruz un salpicón de feromonas, envidiables e imposibles para los otros candidatos. El mensaje, si se observa con cuidado, apunta a un género y da en el blanco en el otro. A los varones de momento nos causó hilaridad, pero la risa en este caso, cómo lo atinó Freud, es por no llorar, es porque ella parte de un conocimiento previo: El “cuchicuchi” en los hombres es una necesidad más que mensual, quincenal como los sueldos de burócratas… que digo quincenal, semanal como la raya sabatina de los operarios… que digo semanaria, el cuchicuchiplanchado en muchísimos casos y casas es terciado, como las calenturas palúdicas, y a veces diario. El conocimiento de esa idiosincrasia nacional la sitúa en una posición ventajosa, sabe que la mitad de los sufragistas del padrón son perfectamente manipulables, controlables, chantajeables de manera dirigida y precisa. ¿A qué está dispuesto un asalariado para ganarse un día de salario mínimo? ¿A qué un albañil para recibir la raya sabática y gastársela en refino? ¿A que un burócrata por una quincena? ¿A que un diputado por un mes de dieta? Eso, lo sabe doña Josefina aunque no esté dispuesta a explicárnoslo de de manera detallada. Pero nos basta con lo que dijo, porque atrás de sus palabras hay todo un tratado sobre la sexualidad del mexicano, y de la sabia dosificación que las mexicanas saben hacer y la difieren por subordinación, obediencia, u otra emoción humana muy explicable y respetable en este país donde la resignación como la esperanza, además de ser un color simbólico en la bandera, es fe religiosa y una compulsión aleatoria para comprar el melate y sacarse la lotería… sin trucos. Por otra parte, un mes sin cuchicuchi, en caso de darse, es una crueldad, un suplicio que no es admitido ni en los reclusorios de alta seguridad, porque hasta ahí están bien instituidas las visitas conyugales que, si bien se programan semanariamente, permiten privilegios para acortar la frecuencia mediante módicas cooperaciones, y según se cuenta, hasta con salidas nocturnas rigurosamente vigiladas a tubódromos y cabalgódromos de previa y segura contratación, para custodios asignados y reos de lesa salud pública, pero de sana cuchicuchiplanchada. ¡Y si vivir fuera del presupuesto es vivir en el error! ¡Pues vivir fuera de la señora es no vivir! Es ser un don nadie, es ser un cero a la izquierda… que digo cero… es ser un pendejo a la izquierda. ¿Quién se va a exponer a vivir fuera de la señora un mes entero? Dígamelo usted o usted que a esta hora ya está sintiendo las urgencias de llegar a casita, como dice la canción: “Dichoso el hombre casado, saca la mano y ahí está”. Juro y perjuro que este primero de julio, iré convencido a votar pensando fervorosamente en doña Josefina, a ver si así mi mujer me propone terminar con la ya la vieja costumbre de dormir como panelas cosautecas: culo con culo.

domingo, 10 de junio de 2012

BATALLA POR UN CASACRÓN

El poder que alguna vez tuvo el Ejecutivo de la nación mexicana, desde hace cuatro sexenios se ha venido diluyendo, ahuecando, vaciando, hasta quedar en una mera figura de ornato, como la del rey de España que ya no sirve para nada, aunque pretenda confirmar su poder matando elefantes. El último presidente que heredó el dominio del cargo fue Salinas, y ya no venía completo, este tuvo que pelear los desperdicios con el EZLN, lo que pudo rescatar lo desperdició convirtiéndolo en pesos, repartiéndolo entre sus familiares y testaferros, y compartiendo con su mal consejero Córdova Montoya. Pudiera señalarse como fecha de quiebre de su dominio, de manera precisa el día 23 de marzo de 1994, con la dolorosa muerte de Luis Donaldo Colosio. A partir de ahí, la fuerza del ejecutivo se derramó como agua entre los dedos, empapando de poder a otros que aprovecharon la situación. Zedillo, ni siquiera salió como el “as” de la manga; respetando la metáfora podríamos decir que fue un modesto siete de bastos que, sirvió para encubrir el crimen nunca aclarado, y a la mafia organizada atrás de él y que, con el tiempo ha ido notándose al ejercer la fuerza que se le escapó de las manos al Ejecutivo. El derrumbe del partido que había ocupado la silla presidencial por más de setenta años, fue ocasionado en buena parte por esa devaluación de la figura presidencial. Fox, de buena presencia, pero sólo eso, llegó con ínfulas de dictador, llamó chiquillos y chiquillas a los diputados y senadores del Congreso de la Unión, en su primer discurso de toma de protesta, y después se fue a festejar la “ascensión” nada menos que al castillo de Chapultepec, como en los buenos tiempos de Iturbide, de Santa Ana y de Maximiliano. El mensaje enviado con ese evento fastuoso inaugural, fue justamente un aviso al pueblo de que el gobierno foxiano sería de oropel y relumbrón. También fue como de burla y relajo, el pueblo lo tildó con los peores epítetos y, de paso a su señora, ambos acabaron defendiéndose como gatos panza arriba, y hasta una cuasi periodista argentina se atrevió a desacreditarlos. El poder por el que tanto habían luchado jamás lo tuvieron, se había movido a las cámaras del congreso y dentro de ellas a unas cuantas manos, una buena parte de esa fuerza pasó a los partidos políticos, a la agrupación de gobernadores CONAGO, a los millonarios mexicanos y extranjeros de siempre, y al crimen organizado. Los aires de esperanza de que el cambio del partido en el poder sería un cambio en la política nacional, se fueron al excusado. Con el control de las maniobras electorales fraudulentas, el partido recién estrenado en la silla presidencial, logró un segundo golpe que a nadie dejó contento; a Calderón lo menos que le llamaron en su cara fue “espurio”, sin ninguna fuerza ni figura, no pudo acceder al recinto de la cámara de diputados para hacer la protesta de ley. Tuvo que entrar furtivamente por algún resquicio del edificio, y a partir de ahí, ni siquiera los tradicionales “informes” de gobierno anuales pudo leer en el recinto camaral, necesitó inventarse la entrega de los ilegibles mamotretos en medio de modestas solemnidades y, largarse a hacer su fiestecita privada a algún rincón, donde los lambiscones de siempre le aplaudían a destajo. Actualmente, el Poder Ejecutivo no tiene nada qué hacer, la fuerza está diluida en muchas manos. Los candidatos actuales o son miopes o están siendo empujados por una inercia histórica que ha dejado de tener vigencia; en la actualidad es más importante ser dueño de una televisora, de una cadena de periódicos, de un supermercado, que ser presidente de la nación; tiene más poder un banquero, un líder obrero, un mafioso y hasta un peta, que el mismísimo presidente de la república mexicana. Así que ¿Qué pelean nuestros candidatos? Se están desgreñando por un cascarón, sólo por el recuerdo de que alguna vez fue la única manera de hacerse rico, o de servir al pueblo, que ahora ya ni para eso sirve y no digo de buscar el equilibrio, la justicia, la distribución equitativa de la riqueza, que sigue siendo asignatura pendiente de todos los que han pasado por el inútil cargo de presidente. Creo que más les valdría hacer campaña para lograr un puesto de huevos entre los locatarios del mercado de la Merced, ahí cuando menos los cascarones tienen adentro clara y yema.

jueves, 17 de mayo de 2012

HIJOS PUTATIVOS

En Veracruz ha privado la curiosa costumbre de adoptar personajes, nada más porque los rodea la fama, concediéndoles títulos virtuales de adopción, doctorados honoris causa, cargos públicos, estatuas, nombres de calles, gubernatura, santidad y, toda clase de reconocimientos que, los verdaderos veracruzanos no recibimos porque en su mayoría somos mediocres e intrascendentes. Será que se sigue a la inversa el dicho bíblico de que nadie es profeta en su tierra, de modo que puede enunciarse así: Todo profeta es veracruzano. Carlos Fuentes no fue veracruzano, su padre vivió una temporada en el puerto jarocho y por eso algún día, el escritor dijo que se sentía veracruzano y que amaba a Veracruz, lo expresó solamente para halagar el ánimo de la paisanada en un evento en el que los intelectuales de aquí le rendían pleitesía y le hacían genuflexiones literarias. Como todo mundo sabe, don Carlos Fuentes nació en Panamá y ahora resulta que es jarocho por adopción. Otro hijo putativo de jarochilandia, es Agustín Lara, porque él se dijo de Tlacotalpan; a partir de su dicho, hasta un museo hicieron en La Perla del Papaloapan. Después de muerto, se descubrió que había nacido en el Distrito Federal porque allá estaba su acta de nacimiento y ahí mismo tuvo que inscribirse su acta de defunción. La putatividez o como se quiera llamar a esa costumbre de allegarse hijos putativos, la vi también en Granada, España, donde un modesto comerciante de cajitas musicales que tocaban la canción de Lara que lleva el nombre del lugar, me porfió que Agustín era de ahí mero y hasta me dio el nombre de la calle en donde había nacido. Los jarochos y los granadinos, nos adornamos con un timbre prestado. María Joaquina de la Portilla Torres, conocida mundialmente como María Grever, no nació en Jalapa, por mucha carta de naturalización que le rindamos todos los jalapeños y veracruzanos, nació en Guanajuato, pero todos nos adornamos con el falso paisanaje, que mejor estaría si lo hubiera aceptado, pero se sabe que ella lo rechazó duramente, porque siempre tuvo un mal recuerdo de su paso por Jalapa a donde vino una vez y jamás retornó. A Germán Dehesa también le endosamos la reuma de ser veracruzano, sólo porque su apellido nos sonaba igual al de aquel don Teodoro que desgobernó el Estado durante diez y nueve años el muy eterno: desde 1892 hasta 1911 y se tuvo que ir al mismo tiempo que don Porfirio, que si no, se sigue de frente. Germán, extraordinario humorista, escritor y descriptor de la vida doméstica, nunca negó, el parentesco con don Teodoro ni su veracruzanismo, pero se cuidaba muy bien de afirmarlo; cuando se le preguntaba al respecto sonreía y no respondía ni con un si ni con un no. Germán era del D.F. Patricio Chirinos Calero, que fuera gobernador del Estado del 92 al 98, es de Tamuín, San Luis Potosí, pero como está tan cerca de Pánuco, Ver., pues lo hicimos gobernador. Sus contendientes políticos le sacaron los trapitos al sol en tiempos de la contienda electoral, y exhibieron su acta de nacimiento, tomada copia del registro civil de aquél pueblecito de la huasteca potosina, pero como ya iba encarrerado el gato, los ratones tuvimos que aguantarnos. No fue mal gobernador, vistos los siguientes, algunos veracruzanos de verdad hubiéramos preferido dos chirinos a medio tío fide, a quien nadie discutió su nopaltepedez. Otro nacido en el D.F. que fuera gobernador de Veracruz, lo es Miguel Alemán Velasco. Cuando nació, su papá que si era oriundo del Estado, trabajaba en la Secretaría de Agricultura y Fomento en México D. F. Cuando algunos veracruzanos le fueron a suplicar que viniera a gobernar su Estado natal, él debió aclarar que no era de aquí, que su acta de nacimiento estaba en la capital del país, pero lejos de eso se dejó querer. Aunque algunos de los que fueron a rogarle se arrepintieron después, la mayoría de los paisanos lo reconocen como jarocho, y más después de que se bautizó en las aguas recalentadas de Laguna Verde. Dicen que desde entonces brilla en la oscuridad. El santo jalapeño Rafael Guizar y Valencia, no fue veracruzano, ni siquiera de Misantla, lo que pudiera suponerse por la conjunción copulativa “y” en medio de sus apellidos. Era de Cotija, Michoacán. Es más, habiendo sido obispo de Veracruz, esa investidura ni siquiera la recibió aquí en el Estado, le fue impuesta por el Papa En La Habana, Cuba, lugar donde se encontraba en calidad de desterrado por el gobierno mexicano. Pero los veracruzanos lo hemos aceptado como hijo putativo de nuestro Estado; se le ha santificado, se le ha erigido monumento en la ciudad y se le ha puesto su nombre a una avenida. Ya estoy pensando en nacionalizarme jarocho de Xoloco, Pue.

viernes, 11 de mayo de 2012

No hay de qué disculparse

Me parece una verdadera equivocación la disculpa del IFE y del productor del “debate” protagonizado el domingo seis de mayo por la noche, por un canal de televisión que forma parte de la industria del entretenimiento, sólo porque la modelo contratada robó cámara. Si alguien estuvo fuera de lugar, fueron los aburridos candidatos que hicieron “el oso” más escandaloso, faltándose al respeto públicamente los unos a los otros, la una a los otros y uno de los otros a la una. Julia Orayen, la edecán, de origen argentino estuvo de lo más maravillosa en el escaso medio minuto en que cruzó frente a las cámaras. No fue Cuadri el único sincero que la miró con la fuerza con que debe hacerlo un buen ciudadano, también a Andrés Manuel le quedó a tiro cuando Julia le entregaba las tarjetas a Enrique Peña, y el Peje se sorrajó su taco de ojo, sólo que en ese momento, también las cámaras perseguían hipnotizadas a la monumental modelo, y dejaron fuera de cuadro al tabasqueño. Había otras dos damas, la conductora y la candidata, pero después de la pasarela de Julia, a todos se nos olvidó que estaban presentes. El rostro de la modelo, ovalado, moreno claro, lució enmarcado en un pelo oscuro y lacio, peinado muy a la mexicana, con raya casi en medio de la cabeza, con ello consiguió, ¿quién sabe si a propósito? acercarse mucho a la imagen que los mexicanos tenemos como reina de México y emperatriz de América, lo que lejos de ser un sacrilegio, pudo tenerse como una alabanza. Pero si el maquillaje del rostro tenía algún propósito, no se cumplió porque nadie reparó en él; con lo que seguía después del cuello hacia abajo, perdió importancia lo que había del cuello para arriba. La actuación silenciosa pero aparatosa de la edecán, parece que se copió del expediente que utiliza Brozo en su noticiero, allegándose a “La Reata” una beldad enmascarada y muda, que no necesita de articular palabra para ganarse una candidatura a cualquier cosa. El truco no es nuevo, una vez ante las cámaras la mujerona, las noticias, los comentarios editoriales, las formalidades y hasta las payasadas de Brozo pierden importancia; así ocurrió en el intento de debate, después del paseíllo de la Orayen, el evento perdió toda importancia. No la tenía de origen, como se fue viendo en su transcurso, cuadrado, acartonado, aburridísimo, sin ninguna sorpresa. Doña Josefina, la peor de todos, inició y acabó repitiendo el estribillo de campaña con el que nos ha cansado desde el inicio: “Yo quiero ser presidenta porque…” Le faltó imaginación, espontaneidad, gracia, y se metió con Peña Nieto usando las mismas inflexiones de voz para denostarlo, que usó para ensalzarse como honrada. Peña se despeñó, como lo mencionó Obrador; en la dificultad de maniobra a que obligaba el formato, quiso dar algunos virajes atrevidos en plan de ataque contra López Obrador, y éste lo puso quieto cuestionando incluso su asistencia al evento cuando debería estar en la parte más fresca de chirona, con su padrino Montiel. Andrés Manuel la pifió mostrando una fotografía al revés, aunque se la sacó diciendo: “el mundo al revés” en plan de crítica del sistema que hemos soportado los ciudadanos mexicanos, pero incurrió también en un error: insistir en lo mismo que ya le conocemos desde hace seis y doce años, desperdiciando un tiempo valiosísimo para presentar un buen plan nacional de desarrollo en seis años, que lo tiene, cosa que no han preparado ninguno de los otros, y algo muy importante: debió pasar lista de los personajes que propone para que formen el gabinete. La pura nómina de ellos convence porque son gente de primera, todos muy reconocidos. Cuadri fue el ganador del debate; centrado, propositivo, sin meterse con nadie y sin que nadie se metiera con él; ganó la ventaja desde el primer momento en que hizo notar que el encuentro sería entre tres políticos y un ciudadano, aunque antes, ya se había ganado la simpatía del público, echándose un sincero taco de ojo sobre los glúteos de Julia Orayen. Se comentó que, qué lástima que tenga atrás a Elba Esther; pero, eso valdría también para Peña: qué lástima que tenga atrás a Salinas. Para los que calificaron de frívola la presencia de la edecán en el encuentro organizado por el IFE. Para las que dijeron que a la señora Orayen se le había utilizado como mujer-objeto distractor; les recomiendo que vayan a una sesión típica del Senado, ahí normalmente, las edecanes lucen igual o mejor que la modelo argentina, y nadie se escandaliza, quizá porque los provectos senadores las ven pasar entre sueños, y ya no se levantan ni para decir presente. Si la dirigencia del partido Acción Nacional, quisiera de veras ganar las elecciones, en el próximo debate iría doña Josefina Vásquez de edecán, y Julia Orayen de candidata.

jueves, 19 de abril de 2012

GILIPOLLAS

Le hubiera pasado desapercibida al mundo entero, la doble moral, la desfachatez, la falta de ética de rey Juan Carlos de Borbón, a no ser por un desgraciado… para él, afortunado para los elefantes… accidente en el que se descaderó andando en una cacería en Botsuana África, cuando es presidente honorario de una sociedad defensora de la vida del planeta. Valdría decirle, parafraseándolo: “Por qué no te mueres”. Porque miren ustedes que a su edad y condición, salir a matar elefantes, es una verdadera imprudencia que denuncia su pésimo estado mental. Y hablo de matar elefantes, aunque nadie lo ha confirmado, porque ni modo que haya ido hasta África a charpear huilotas.
La WWF, Word Wide Fund for Nature, de España, de la que el mentado rey es presidente honorario, está pidiendo, con justificada razón, le sea retirado el emblemático cargo, por ir en contra de los principios de esa fundación. Que entre otras cosas dice: “WWW España se compromete a trabajar por un planeta vivo y su misión es detener la degradación ambiental de la tierra y construir un futuro en el que el ser humano viva en armonía con la naturaleza, Conservando la biodiversidad biológica mundial”. Dice más cosas, pero para el caso esto es lo necesario. Lo menos que demuestra el monarca con una acción tan execrable, es que ya está chocho, que merece que se le haya quebrado un hueso, y que tampoco merece ser rey. Peor aún, nos hace pensar en que las monarquías son anacrónicas, obsoletas, costosas e incompatibles con las democracias y hasta con los circos que respetan la vida de los elefantes, aunque los encaramen sobre botellas, lo que es menos cruel que matarlos a balazos.
Entre 46 y 60 mil dólares se estima que le costó al rey ir hasta Botsuana a quebrarse la cadera, lo que no representaría mucho dinero, si España no estuviera viviendo la crisis en la que está sumida, y si al mismo tiempo no hubieran propuesto un recorte presupuestal a Educación y Sanidad de diez mil millones de euros anunciado por Mariano Rajoy, posible cómplice del despilfarro real; ora sí que la situación económica del país está de la madre patria, lo que agrava la actitud inconsciente de este señor que al pedir perdón dijo que se incorporaría a su trabajo… ¿¡Cual trabajo!? Si es un zángano del panal peninsular. Y todavía el PP, el partido derechista en el poder expresa, como era de esperarse, una justificación a la desvergüenza real, con lo que confirma también que esos partidos que vienen desde el oscurantismo de las ideas que aún pervive en el siglo de las luces, son los emisarios del pasado que patalean, son peligrosos, atrevidos, criminales, y solapan cualquier obscenidad como la que ha representado este réprobo reyezuelo.
El Magnate sirio llamado Mohamed Eyad Kayali, residente en España, dijo haber sido quien pagó la aventura paquidérmica de Carlos de Borbón, no le vale de todos modos, porque no solo es el paseo sino el propósito real de ir a matar elefantes que, en el siglo XXI es un crimen de lesa naturaleza. También habrá que considerar el interés del magnate para costearle al rey una diversión de esa naturaleza, ¿Qué le mueve a ser tan esplendido con ese decrépito señor?
El rey Juan Carlos no tiene antecedentes limpios. Habrá que recordar que a los 18 años, antes de matar elefantes, mató accidentalmente de un tiro de revolver a su hermano Alfonso de Borbón. Juan Carlos es el sucesor de Francisco Franco de penosísima memoria y juró respetar los principios del “Movimiento Nacional” o sea el ideario franquista. La sucesión dinástica correspondía a su padre Juan de Borbón y Battenberg, pero Franco se lo brincó olímpicamente, porque el padre no le era sumiso como el hijo, el conflicto interno en la casa real, que produjo este brinco, aún es recordado en España, y ahora más. Al anunciarse la muerte de Franco el 20 de noviembre de 1975, Juan Carlos juró acatar los Principios del Movimiento Nacional arriba mencionados, que no eran otra cosa que la perpetuación del franquismo.
¡Ahora cree que con una anémica disculpa se va a reivindicar! (¿?) Tendría que comenzar por disculparse con los elefantes del mundo entero, después con las asociaciones de defensa de los animales, después con sus súbditos españoles, luego con su vieja la reina que según ha trascendido está enojadísima confirmando que se casó con un gilipollas. Y al final con Hugo Chávez y con nosotros, a sabiendas de que no lo vamos a perdonar. ¡Faltaba más!

miércoles, 4 de abril de 2012

LA TORTURA

La privación de la libertad no es otra cosa
que un modo “civilizado” de torturar.


Los legisladores no se ponen de acuerdo, y no se pondrán; porque se les olvida que el suplicio forma parte de la esencia humana, estamos inmersos en él; ni Adán ni Eva se salvaron de la tortura, el mismo Dios los condenó, a una a parir con dolor, y al otro a ganar el pan con el sudor de la frente; desde entonces vivir es un agobio. Solo los que no naces no sufren. Solo los que no trabajan no se angustian.
Hágase la tortura…y la tortura fue hecha. Nace el hombre en medio de la sangre y grita su primera protesta al llegar a este mundo torturado, y aunque la civilización y la cultura han menguando el suplicio de vivir, no lo han erradicado. Los padres somos los primeros torturadores; luego los maestros; más adelante la prójima o el prójimo.
Nos tortura la adolescencia con su irremediable carga libidinal; la madurez con su lastre de responsabilidades y la decrepitud con su fatal declive hacia la muerte; que paradójicamente es la única que no tortura.
La tortura santifica, concede heroicidad, exalta. ¿Cuántos santos y héroes lo son precisamente porque fueron martirizados? ¿Cuántos, en cambio, hombres dichosos han pasado a la gloria y a la excelsitud? -Ninguno: la risa no redime, redime el martirio.
Antes que el “Joven abuelo” Cuauhtémoc, el primer héroe de la Resistencia mexicana: Cuauhpopoca, señor de Nautla, fue martirizado para escarmiento de rebeldes. Quemado vivo por orden de Cortés en presencia del propio Moctezuma. Cuenta la historia que en medio de la plaza mayor, se erigió una pira a la usanza medieval, en una estaca en el centro fue atado Cuauhpopoca. El valiente soportó el suplicio sin proferir palabra. Solo cuando el fuego intenso lo cubrió, un terrible alarido rasgó el silencio vibrátil y el tronido explosivo de su cabeza hizo eco en las escalinatas del templo.
Cuauhtémoc, “único héroe a la altura del arte”, y segundo héroe de la Resistencia. ¿Qué otra acción más destacada le conocemos que la de haber soportado los impulsos callicidas he Hernán Cortés? ¿Cuánto desprecio nos enseñaron nuestros profesores, hacia Tetlepanquetzal señor de Tacuba?, su compañero callitostado que “cobardemente” se desmayó de dolor mientras el Águila Descendente acuñaba su célebre frase: “Acaso estoy en un lecho rosas” (que dicho al canto, es una falsa y zafia atribución).
Nuestros héroes son mártires: Chucho el Roto es un personaje histórico nacional porque soportó una gota de agua cayendo sobre su cabeza en las mazmorras de San Juan de Ulúa. El segurito es un olvidado héroe de la ciudad, porque lo mató la policía a golpes y “buceadas” en el pocito.
Creo en la tortura y en el potro de los suplicios. Los miopes niegan que haya torturas en nuestro país; gustan de verla a la distancia; la aceptan en Irak, en Livia, en las antípodas, pero no en México. Yo creo en la tortura nacional como una institución. Creo en los toques eléctricos en los testículos, en el inmaculado golpe con toalla mojada y en el jaibólico tehuacanazo por la nariz que hace decir que sí aunque sea no; por más que las almas caritativas de los detractores de tormento, recomienden, que el Tehuacán sea de sabores para, cuando menos, darle a elegir al reo de qué se la quiere echar. Creo incluso en el suplicio gratuito de la autoinmolación: en el escapulario de nopales en la manda de rodillas hasta la Basílica o hasta el Cristo del Cubilete; en la peregrinación con frijoles dentro de los zapatos y en el golpe de disciplina espinosa. Creo en los héroes como en los mártires nacionales de la “cristiada”. Creo e los instrumentos de tormento. Creo en Jesús y en Cuauhtémoc y por eso de mi cuello en gruesa cadena de oro, pende una cruz y un anafre.

viernes, 30 de marzo de 2012

JUS SOLI

El derecho de suelo es un viejo principio romano que se atribuía al origen de las personas; se contraponía al jus sanguinis o derecho de sangre: esto es, una persona podía ser romano por haber nacido en el suelo de Roma, o porque sus padres fueran romanos, sin importar sin nacía en Hispania, Egipto o Bizancio.
Pero esto nada tiene que ver con el derecho al suelo que vamos a tratar ahora; éste lo derivo del principio hipotético que enuncia: “No todo lo que está en el suelo está tirado”; esto se debe a que, como todo padre de familia, he sido engañado durante largos años, porque hay veces que dejo acomodados en el piso mis zapatos (dos o tres pares), y algunas otras cosas que, desconsideradamente mi señora llama con el despectivo e inapropiado nombre de “tiradero”. Por eso he consultado al eminente ingeniero en suelos don Reptinio Ofiucus Coatl, quien es el autor del aforismo que mencioné al principio y cuya convincente teoría, va más o menos así: El piso o suelo es hechura divina, aunque la Biblia no le diga claramente; fue de las primeras cosas que hizo Dios; véase el párrafo con que principia El Génesis: “En principio creó Dios los cielos y la tierra”. En el primer libro de Moisés se menciona como tierra, ni más ni menos lo que nosotros entendemos como suelo. Por si algún incrédulo tiene en poco lo que tanto gusta a los fotógrafos de la prensa internacional, que imprimen cientos de placas donde quiera que el Pontífice se prosterna y besa el suelo. Si esta acción la viéramos con los mismos ojos del ama de casa que ve el suelo como algo indigno, tendríamos que hacer al Papa blanco de nuestras críticas. Hay en efecto un odio universal subconsciente respecto al suelo: “Parir en el suelo” es una expresión ofensiva para denotar la baja extracción de una persona sea la que para o el parido. Por el mismo mecanismo inconsciente, lo que está al ras del suelo se tiene como bajo, rastrero, reptílico, mientras que a lo excelso se le atribuye elevación, lejanía del suelo, ascensión, alas, cima: “La cimera elegancia del alta sociedad”.
Estos criterios, por demás absurdos; pero que tienen un hondo sentido místico, constituyen un inmenso complejo que ha conducido al desprecio actual del piso, a grado tal, que pueden lograr que una ama de casa o esposa, consiga hacerle la vida pesada al marido, o a toda la familia: “Si, aquí está tu basurera…Claro…La que va atrás de ti levantando todo lo que tiras…¿Cómo estaría la casa si no recogiera yo?”... Difícilmente se detienen a reflexionar: “No todo lo que está en el suelo, está tirado”.
Sin embargo, por honestidad científica, no podemos negar la existencia de teorías que tratan de justificar ese rechazo ciego e inconsciente al piso. Veamos: La reconocida científica Altagracia Celeste Luna, sostiene que el suelo es tan despreciable, que tanto las cosas, como los seres vivos, no llegan a él de manera franca, sino que tienen unas partes u órganos especializados para tocar el piso: estos apéndices se llaman patas o pies. Nadie que se precie de nobleza llega al piso sin poner de por medio los pies. Quien lo haga estará precisamente abandonando su nobleza y denotando sacrificio o humillación; así lo hace el que retira los pies del suelo e hinca la rodilla o besa la tierra. Así también el que da con las nalgas en el piso o cae de panzazo al pisar una cascara de plátano: está abandonado la dignidad. Una vaca de pié, da leche, una vaca echada, da lástima.
Sin embargo, aunque las teorías de Celeste Luna parecen convincentes a primera visita; la corriente ecléctica, representada por el no menos sabio don Niarri-ba Niaba-jo, opina que: Ni el cielo ni el suelo tienen la menor importancia, sino que el énfasis debe ponerse en la parte media que, como su nombre lo indica, porta medias y el elocuente nombre de Piernas. Las clasifica como sigue: Atendiendo a su aspecto, hay piernas de piano, de mesa de billar, de chorro de atole y de pleito de perros. Atendiendo a su vellosidad, las hay de “¿Si así está el camino…?” y lampiñas. Atendiendo al aroma del pie que las acompaña. Las hay patagrás, rugidoras e Inodoras.
Mister Niarri abunda en clasificaciones que, las dimensiones de este documento no permiten enumerar al punto; no obstante, a pesar de su reticencia para entrar al asunto del suelo, sí llega a hacer la siguiente observación: “Ciertas cosas tienen una naturaleza tal, que son únicamente admisibles en el suelo; más arriba de él desvirtúan su naturaleza, ofenden la moralidad o incurren en rebeldía. Los zapatos por ejemplo pasan naturalmente al contacto del piso, pero basta subirlos a un aparador iluminado para darles naturaleza de joyas: igualmente recordemos el caso del zapato de Nikita Krushev, inofensivo en el piso, rebelde sobre la mesa de discusiones de la ONU, y el zapato de Muntazer al-Zaidi volando hacia la cabeza de Bush, para dar pábulo al ejercicio de la justicia.
Un petate cumple cabalmente sobe el piso; en la pared se convierte en un “méxican de lux curios”. Unas buenas piernas producen efectos diferentes cuando están sobre la pista de tartán, que cuando están al aire”.
Agudo observador Niarri-ba Niaba-jo, es quizá el que ha encontrado la doctrina que mas cuadra al modo de pensar del mexicano; no obstante debemos notar que no se aleja mucho del primer enunciado de que: No todo lo que está en el suelo está tirado; pues de otro modo, tendríamos que aceptar que nuestras pantuflas puestas sobre la alfombra misma, están tiradas y, dentro de ellas, nosotros.

sábado, 10 de marzo de 2012

TEOCUITLATL

La traducción literal al castellano de la palabra náhuatl TEOCUITLATL, es exactamente ‘mierda de dios’. Era el nombre con que nuestros antepasados prehispánicos llamaban al oro. La asociación semántica entre el metal amarillo y las excretas humanas, es ancestral, pero aún nosotros lo seguimos aplicando sin darnos cuenta, llamamos orín, diminutivo de oro, a nuestros meados. Menos prosaicos fueron los latinos que lo llamaron “aurum”, ‘amanecer brillante’, asociándolo al color de las auroras mediterráneas. Habrá que tener en cuenta, para redondear la idea, de que el concepto de dios ha estado asociado al sol en todas las religiones del mundo, así que, en las dos referencias vemos que el metal precioso contiene una advocación divina. Sus cualidades: que sea amarillo y brillante como el sol, puro y caprichosamente maleable, lo hicieron útil como un rezo; el oro, por muchos conceptos, ha hecho las veces de plegaria, de ruego al ser que nos da la vida de acuerdo a las creencias más antiguas, que persisten hasta nuestros días.
Las primeras noticias del uso del oro trabajado por orfebres, (del francés orfèvre= artesano del oro) nos vienen de un encuentro arqueológico realizado a partir de 1972 en Varna, Bulgaria; el depósito data de hace casi siete mil años, en la que se encontraron entierros funerarios donde los restos áridos estaban adornados con collares, petos, brazaletes, pulseras y en un solo caso un condón de oro. Los estudiosos coinciden en que las ofrendas de oro en las tumbas, confirman la invocación a dios, son la rogativa del buen fin, el viático para el camino al encuentro del sol; la creencia de otra vida en compañía de la deslumbrante divinidad.
También se ha inferido, a partir de los descubrimientos arqueológicos, que la presencia del oro en los depósitos funerarios señala la importancia de los personajes yacentes: a mayor rango social, mayor cantidad de objetos dorados, la ausencia de oro en las tumbas, relacionada con la posición de los esqueletos y el número de ellos en un solo depósito, hace suponer que los enterrados eran gente del pueblo, sin categoría social. Ergo, el oro ha estado siempre asociado, después de a la divinidad, a quienes se han atribuido la cercanía con dios, como los sacerdotes, las sacerdotisas, los reyes, las reinas y los Papas. No es pues, una casualidad que las coronas y los cetros sean de oro y, que los altares y retablos de los templos, que representan la puerta de entrada al cielo, hayan sido recubiertos con oro laminado, así como las custodias fueran confeccionadas de ese metal. No hay duda de la invocación divina y solar, en el ritual religioso ningún objeto es más parecido al dios sol, que una custodia donde se simulan la redondez y los rayos dorados del astro rey, o para mayor apego a la idea, del astro dios.
Muchos siglos pasaron para que al oro se le hubiere dado carácter utilitario convirtiéndolo en moneda, de la primera que se tiene noticia proviene de Lidia, hoy Turquía, en Asia Menor, y data de 680 años a.C., tiene grabada la cabeza de un león de fauces abiertas y el infaltable sol. Siempre el sol, águila o sol, como las que se acuñaron en el México de toda nuestra vida. Hay nuevos descubrimientos, que aseguran que hace casi cinco mil años ya se acuñaban monedas en Mohenjo-Daro, hoy Paquistán, pero el dato es irrelevante para este trabajo.
El oro en la actualidad, tiene más importantes aplicaciones en la industria que en la economía y orfebrería, las reservas metálicas del mundo salieron de la entraña de la tierra para volver a ella en los subterráneos de Fort Knox o en las cajas de caudales de los bancos del mundo. Su valor es, como la invocación de dios, estimativo, ficticio e inconsecuente. El ser humano, como entidad biológica, puede pasar la vida perfectamente bien, sin necesitar nunca del oro.
La obtención del metal ha generado siempre, más víctimas que beneficiarios. Se dice que la mayor parte del oro que se atesora en el mundo, salió de las minas de Potosí en Bolivia, uno de los países más pobres del mundo. La codicia del metal precioso, ha estado siempre por encima de lo razonable, pero en la actualidad cae en la estupidez más profunda porque, como invocación a dios es un anacronismo que sólo despierta el ansia de los cleptómanos “sacrílegos”, como moneda ya no se usa, vale más un plástico, con monedero promocional en las tiendas de autoservicio; en los dientes es una divisa de que se es payo rematado y, ante todos estos fracasos vale preguntarle a los industriales de “Caballo Blanco” ¿Para qué tanto rascar por oro? ¿Qué van a ganar, que valga más de lo que están gastando? Que no será para atesorarlo y guardarlo, que para eso, más vale donde lo puso Dios sin tanta maquinaria.

jueves, 1 de marzo de 2012

DE SANTOS Y BRUJOS

Tanto la religión como la hechicería, se han valido siempre de las mismas acciones, de los mismos artilugios, para hacer creer a los incautos e inocentes, que sus ministros, o magos, tienen un poder sobrenatural que está vedado al común de las personas, y que con ello pueden hacer lo que nadie más que ellos pueden. La diferencia que los mismos han establecido a través de la historia, es que a unos les llega el poder de dios y a los otros les llega de la competencia, o sea del diablo; eso hace que, aunque sean los mismos trucos, se les cambia el nombre para distinguirlos. Lo que en un lado son milagros, en el otro son embrujos, lo que de lado de los “malos” es adivinación, en el otro lado es profecía; lo que del lado de la religión es exorcismo, del otro es “limpia”; lo que en una es rezo en la otra es conjuro, la reliquia religiosa equivale al talismán en la hechicería; las misas y rosarios llevan los mismos propósitos que las misas negras y los aquelarres: la invocación a los espíritus protectores, sean santos o demoniacos; las estampitas que venden los templos, tienen la misma función que los talismanes que venden los brujos de Catemaco.
Pero la distinción que ahora parece tan clara, no siempre fue así: hubo un tiempo en que la religión se irrogó la exclusiva de las invocaciones al más allá, al más atrás y al más adelante, para resolver los problemas del muy acá. La competencia era eliminada simplemente por medio de la hoguera, de lo que la historia da cuenta de manera abundante y escandalosa. De hecho, en nuestra cultura occidental, la brujería es hija primogénita de la religión Católica. Esta tomó prestada a religiones más antiguas, la idea de un mundo sobrenatural, de una vida más allá de la tumba, ultratumba, y le grabó el concepto maniqueísta de bueno y malo. La teúrgia, heredó el lado “oscuro”. Pero en tiempos del monopolio religioso de estas prácticas esotéricas, surgieron Papas como León III que vivió y reinó en la Iglesia desde finales del año 795, hasta el 815. A él se le atribuye el famoso “Enchiridion Leonis Papae” que como su nombre lo indica, es un manual de prácticas, de rezos y hechicerías indistinguibles unas de otras. El primer convencido de su efectividad fue el mismo Papa, y por eso se lo envió de regalo al emperador Carlo Magno con una carta que, ya traducida a la letra dice: “Sire: Si creéis firmemente en la eficacia de las oraciones que os remito, y las recitáis con devoción, vuestra influencia alcanzará las más altas cumbres de la espiritualidad y vuestro poder sobre la tierra será ilimitado. Os recomiendo eficazmente la primera de las oraciones. Si la recitáis con gran fervor y al propio tiempo la lleváis escrita en un pedazo de pergamino virgen, puedo garantizaros que, sea en las batallas, sea en los mares, o en donde quiera que os hallareis, ninguno de vuestros enemigos podrá venceros. No sólo seréis invencible, sino que os veréis siempre libre de toda suerte de adversidades, de lazos y de asechanzas. En el nombre de Nuestro Señor Jesucristo. Amén.”
No transcribo la oración por falta de espacio, pues es larguísima, repetitiva y aburrida, pero contiene advocaciones, conjuros a los seres del averno y otras larvas malditas y símbolos religiosos, unos todavía inteligibles como la cruz, y algunos signos del zodiaco, y otros actualmente incomprensibles.
Otro Papa brujo fue Honorio III El Grande, que reinó desde 1216 hasta 1227. Organizador de la fracasada quinta cruzada, y del manual de brujería Grimorium Honorii Magni, que contiene también conjuros, oraciones para toda clase de asuntos tales como, para ahuyentar demonios, para no ser calumniado, voces cabalísticas para cazar serpientes sin ser atacado por ellas, talismanes para hacer inefectivos los venenos, y desde luego los filtros para hacerse amar de una persona renuente.
Y había entonces, como hay ahora, personas que creían en todas esas mentiras y siguiendo las indicaciones del Enchiridion y del Grimorium, rezaban estando presos, “para alcanzar una pronta libertad, siempre que no fuera asesinato”. Para “que una esposa sea fiel a su marido o un esposo sea fiel a su mujer”. Para “conjurar las armas y no ser herido por ellas”, cosa que ahora nos vendría como anillo al dedo. Una multiusos: “oración para conjurar toda clase de peligros, tempestades, rayos, pestes, hambres, perros rabiosos, bestias dañinas, y asimismo para preservarse de los incendios, terremotos, inundaciones, y de una muerte repentina.” Desde luego que la gran omisión de esos manuales esotéricos, siempre fue el conjuro para evitar Papas, curas, brujos, banqueros, abogados y políticos.

sábado, 25 de febrero de 2012

BURÓCRATAS DEL MUNDO: REBELAOS

“La vida comienza con un grito; pero se reanuda cotidianamente con el timbrazo del despertador”

Abro los ojos cuando el corazón sobresaltado quiere sacar sus manos por mi boca, para apagar el viejo despertador cuya incontinencia a hora exacta, permite que a las seis de la mañana deje escapar todo el montón de ruido que durante veinticuatro horas, ha ido acumulado con paciencia sádica. Yo, más automático que el reloj, levanto la mano y le sumo el tapón del ruido. Se calla, pero sé que una silente carcajada se le queda enrollando en el áncora. Lo miro de reojo, con el único que puedo abrir, a esa hora todos los parpados son de plomo, y él con toda su carota me dice fosforescente: Levántate, son las seis.
Siento y pienso: cómo es posible que en ocho horas de estar aquí, no haya reparado en la lisura de las sabanas, en la tibieza, en la sabrosura de la cama…El maldito despertador insiste en tono de niño burlón: Ya nomás te queda una hora cincuenta. Te está esperando mi hermanito el reloj checador… ¡El reloj checador! Otro sobresalto cardiaco; arrojo a un lado la cobija, tambaleante, en el claroscuro de la alcoba mis dotes adivinatorias me conducen al baño. Entre la taza y la regadera me asalta la duda (mi masoquismo no tiene límite) ¿Qué hora es? Salgo por el reloj despertador y lo planto frente a mí, mientras me rasuro, mientras me baño, mientras permanezco dentro de ese cuarto donde, si el mundo fuera perfecto, no correría el tiempo.
La preocupación no es gratuita, al más leve descuido el reloj juguetón acelera: ¡Éjele que ya nomás te falta una hora pasadita y no sabes que ponerte! Me lleva quince minutos escoger la ropa del día; mis mejores calzones están en el guardarropa de mi hijo mayor…voy por ellos. De los dos pares de calcetines que hay en el mueble unos tienen hoyito y los otros son uno de uno y otro de otro; la camisa que quería está colgada serenándose en el tendedero del patio; desde aquí la veo crucificada en el alambre, resignada bajo la presión de las pinzas. Finalmente, aunque no a gusto, triunfo. Salgo vestido de la recamara. En el reloj del comedor, dicho sea de paso: aparato más considerado que el despertador, son las siete y media.
Calculo: Huevos tibios de un minuto, un minuto pan tostado, tres minutos y van cuatro; una taza de café exprés, seis minutos. Lo exprés del café no se refiere a la concentración de su contenido sino a la velocidad con que lo bebo. El calentamiento del motor del auto consume los diez minutos límite para llegar a checar a las ocho en punto. Aquí termina la carrera contrarreloj y se inicia la competencia contra todo ciudadano que se cruce o empareje con uno. Con una reversa rechinante dejamos chimuela la cochera…Allá vamos como catapultados; somos uno entre muchos iguales; ¡ah, sí, pero yo llevo preferencia porque tengo que llegar a checar!... ¡Ábranse cabra de bolones! Avanzo diez metros…Quince metros…Un metro. Alguien me quiere rebasar por la derecha; lo reconozco: es un compañero de trabajo que también viaja contra reloj, lo está esperando el mismo diabólico checador, martirio de burócratas, horma de mi zapato. Mi congénere quiere ganarme el lugar en la fila de autos pitofleros. Setenta y dos metros adelante, frente a la escuela primaria las madres detienen sus coches, con toda lentitud hacen descender a sus engendros mientras el policía de tránsito levanta los brazos en actitud comulgatoria. Los hijos de la checada desesperamos, nos desquitamos con el motor. Tic tac, el tiempo camina en redondo en las carátulas de los relojes. Ese infeliz no va a checar primero que yo: me digo para mis adentros; acelero y tomo en sentido contrario un tramo corto de la calle lateral, salgo a una zona desahogada, acelero sobre el empedrado, me gritoneo con un taxista que si viaja como dios manda, llego a la bocacalle, una gran fila de veloces automóviles pasan frente a mí, supongo que si no me atrevo me van a dar las ocho en esa esquina; me decido, cierro los ojos y acelero; llego a mi destino, me bajo del auto como lo hacía El Llanero Solitario de su caballo: aún andando; corro atropellándome con otras personas que van a lo mismo, arrebatando mi tarjeta de su casillero, los de atrás me empujan y las de adelante no me dejan llegar…Tic tac, tic tac, , meto la tarjeta en la ranura del reloj, un leve chasquido: Las ocho uno; estoy dentro de la tolerancia. Por dentro algo se me desinfla, ya calmado decido esperar al amigo que venía queriendo ganarme el lugar; llega a las ocho once. ¡Yo soy diez minutos más listo que él!

Use Moto.

El reglamento de tránsito vigente en Xalapa, obliga a los conductores y pasajeros de motocicleta a usar casco y anteojos, y aunque no lo dice, se entiende que es para seguridad y protección de la cabeza en caso de una caída, y de los ojos, ora sí que por si las moscas y, otros insectos, o piedrecillas del pavimento que pudieran saltar, ocasionando con el golpe ceguera momentánea con los consecuentes malos resultados. Por eso el nuevo Director de Tránsito del Estado, ha ordenado la implementación de un operativo que recuerde a los motociclistas la obligación de protegerse con los aditamentos mencionados. Pero hay otras medidas de seguridad en las que el reglamento es omiso, y el operativo no los puede exigir, siendo que deberían ser tan obligatorios como el casco y los lentes. Yo que soy viejo y experto motorista, se los platico así.
Un buen motociclista debe cuidar la seguridad, cuando menos de tres cosas: su persona, su vehículo, y el tránsito de su entorno, lo que implica a su vez otras muchas cosas; veamos:
¿Cómo se cuida la persona? Precisamente protegiendo las partes vitales: cabeza y ojos mediante casco y anteojos o mica integrada al casco; este debe ir sujeto al mentón con una correa fuerte, no muy apretada ni muy floja, la medida es que, entre la correa y la barba quepan las puntas de los dedos índice y cordial, de otro modo el casco es inútil, porque se puede zafar de la cabeza con un solo golpe, o con el viento simplemente. Los lentes deben ir sujetos en torno a la nuca con una liga o cinta elástica, los hay especiales. Si se va a viajar en carretera, lo mejor es un casco que cubra integralmente la cabeza y el mentón, teniendo mica cerrada. Los guantes, de los que no dice nada el reglamento, debieran ser también obligatorios y de piel, que es el material que mejor resiste los golpes y los raspones; entiéndase que deben ser guantes de protección que no hagan perder la sensibilidad, no son para el frío, así que no deben tener forro interior. Chamarra de piel cerrada, aunque haga calor, porque circulando no acalora; pantalón largo, de tela gruesa; zapatos cerrados y bien atados o botas de preferencia. Quien circula sin casco, ni lentes, ni guantes, en pantaloncito corto o minifalda, con zapatos de tacón o chanclas, escena frecuente, esa persona no debe circular, debe ser detenida y advertida del riesgo que corre en el caso de una caída por mínima que sea.
El Vehículo o sea la moto, debe ser revisada todos los días desde antes de subirse a ella, cuidando que las llantas no vayan a tener una tachuela o clavo que pudiera hundirse en el hule con el rodamiento, por supuesto bien infladas y no lisas o gastadas del dibujo. Los frenos deben accionar con eficacia, eso se sabe oprimiendo el maneral o pedal a la vez que se empuja, si la moto rueda a pesar de estar oprimidas las bridas de frenado, deben ajustarse, si no se sabe cómo, más vale no subirse a la máquina. Debe comprobarse que las luces rojas traseras de advertencia de frenado se enciendan al aplicar el pedal y maneral. Que la luz delantera siempre vaya encendida y que las luces intermitentes de anuncio de viraje funcionen bien. Muy importante: que la moto tenga dos espejos retrovisores bien colocados, de modo que al espejear el conductor se vea los hombros y lo que hay detrás. Si todo está al tiro, puede uno iniciar la marcha con confianza. Las motos destartaladas, sin luces preventivas, sin espejos retrovisores, no deben circular.
El cuidado del tránsito del entorno es también importante: Como en las ciudades del Estado de Veracruz, no hay áreas reservadas a motoristas, como ocurre en otras ciudades de Estados y países más civilizados, es necesario estar muy atento a lo que ocurre alrededor, abajo y arriba. El rebase por la derecha no debe hacerse, primero porque está prohibido, segundo porque los pasajeros de taxi suelen abrir la puerta y bajarse intempestivamente sin calcular que viene una moto por la orillita, tercero, porque a veces con que el pasajero de un auto saque un codo, o el perro mascota que pasea con la familia saque la cabeza de la ventanilla y ladre, es suficiente para que se pierda el equilibrio del susto. Todo viraje debe ser anunciado con suficiente anticipación con las luces intermitentes de izquierda o derecha. Los dueños de pizzerías y de entregas a domicilio, debieran tener prohibido someter a sus empleados motorizados al correteo para satisfacer el pedido. Las alcantarillas, y rejillas de desagüe deben cuidarse, porque las constructoras que las hicieron no pensaron en ciclistas y motociclistas, por eso pusieron las aberturas paralelas y no transversales al fluir de vehículos, con lo que se convirtieron en trampas que suelen cobrar víctimas entre los conductores de llanta flaca. Debe procurarse no circular atrás ni delante de camiones muy altos, porque los choferes suelen ver más a distancia que abajo de la trompa, perdiendo de vista al que circula muy cerca en vehículo chaparro. Tampoco estacionar la moto atrás de carros altos por la misma razón, y en calles empinadas como hay tantas en Xalapa o Papantla, la moto debe estacionarse con la llanta delantera hacia la parte más alta de la calle, si se hace a la inversa, lo más seguro es que se caiga, porque los soportes de estacionamiento siempre se abaten hacia atrás.
Si se viaja con pasajero atrás, debe considerarse el peso de la persona y advertirle que en los virajes se debe mover al mismo ritmo, haciendo la misma inclinación del cuerpo que el conductor y la moto, para no desplazar el punto de sustentación del peso, si se mueve hacia el otro lado, seguramente se perderá el equilibrio. El pasajero debe sujetarse abrazando la cintura al conductor, recordando que es asunto de seguridad y no de cachondez. Aunque algunas motos traen agarraderas a los lados del asiento, más vale no usarlos y sujetarse de quien conduce, así se forma un solo volumen, más fácil de controlar en movimiento.
El frenado es toda una técnica que requiere de conocimientos de dinámica e inteligencia; es distinto con o sin pasajero, de subida o de bajada, con piso seco o con piso mojado. Brevemente: Todas las motos traen frenos en las ruedas delantera y trasera. Lo ideal es frenar suavemente, con la misma fuerza en ambas, cuando se viaja solo. Nunca se debe frenar con una sola rueda, siempre con las dos, variando la intensidad de adelante o de atrás según el caso. Con pasajero se tendrá que frenar con más intensidad en la parte que carga más peso, o sea atrás, pero sin mucha diferencia; si el piso está mojado debe frenarse ligeramente más con el delantero y más suave con el trasero, porque si se le da más fuerza al trasero, se puede trabar y arrastrar la rueda posterior coleándose la moto, perdiéndose el control. De bajada más fuerza al trasero y el delantero auxiliando. De subida con sólo desacelerar puede frenarse. En motos de velocidades puede frenarse con motor, en automáticas siempre deben aplicarse los frenos. Ahora que si nos coge el agua, de bajada, en calle empedrada, con pasajero, con moto automática y, con frenos ineficientes deberemos rezar a coro: “Si por tu sangre preciosa…” Etc. Etc. Etc.
Para funalizar, recuerde siempre que las motos son como los cuchillos de cocina y las pistolas, sólo son peligrosas en manos de pendejos.

sábado, 11 de febrero de 2012

EL OPIO DEL PUEBLO

Carlos Marx, escribió en 1844: “La religión es el opio del pueblo”. Lo hizo dentro de un contexto social que le daba sentido diferente al que podríamos darle ahora; no quiso ser tan negativo y cruel en contra de esa vía del pensamiento, sino que tomó la metáfora de Emmanuel Kant, quien antes que Marx Escribió: “Bienvenida sea una religión que derrame en el amargo cáliz de la sufriente especie humana algunas dulces, soporíferas gotas de opio espiritual, algunas gotas de amor, esperanza y creencia”. Tómese en cuenta que en ese tiempo y lugar, no estaba prohibido el consumo del opio. China, recientemente había perdido precisamente “la guerra del opio” contra la imperialista y colonialista Inglaterra, la pérfida Albión, y se había visto forzada a aceptar un mercado libre, donde se incluía la amapola y sus derivados. Cuando los filósofos europeos hablaban de la religión comparándola con el opio, no perdían de vista que el nombre de la planta de la que se extraía, se llamaba “adormidera” y que, uno de sus derivados, la morfina, había recibido ese nombre en alusión a Morfeo, el dios griego del sueño. Pero además, porque ellos: Marx, Kant, Engels, Freud, no se privaban de su placentero consumo.
Pero no cabe duda que la comparación es un hallazgo: la religión adormece, hace creer y tener esperanza en que habrá de venir una felicidad que, finalmente nunca llega, mientras se está vivo, pero resigna y de alguna manera hipnotiza, anestesia, obnubila el pensamiento. En esa medida, la religión, cualquiera que esta sea, y los narcóticos, producen efectos parecidos, ergo: los narcotraficantes y los ministros de las iglesias, trafican con parecido soporífero y, procuran que se nos haga vicio, que nos resulte indispensable para soportar y tolerar la inequidad, las injusticias, la pobreza ante la visible y tantas veces denunciada por mal habida riqueza de los que ven en el pueblo llano a un hato de corderos útiles para el trasquile.
Todas las religiones viven de los penitentes que las profesan. El método es sencillo y cruel: lo hacen a uno creer el cuento de que hay un más allá feliz, del que sólo sus ministros (administradores) o vicarios (apoderados) tienen la llave. Y si sólo ellos pueden abrir la puerta, se tiene que estar bien con ellos y hacer lo que gusten y manden. Ahora bien, dentro de las cosas que bienquistan con la cofradía en la que hay que incorporarse mediante ciertas liturgias y ceremonias solemnes, están las siguientes obligaciones: creer, obedecer, renunciar a otra creencia, idea o pensamiento, compartir las utilidades (diezmo) o limosna; resignarse a la pobreza, resistir el dolor y las mortificaciones, no envidiar a los que se bañan en oro (entre los cuales están los propios ministros de la Iglesia), tomar como penitencia las carencias, hasta de lo más estricto, para ganar puntos (indulgencias) que son como el afloja-todo para las bisagras del portón celestial.
De cuando en cuando, los ministros de las Iglesias van haciendo nuevos preceptos o resucitando los viejos que ya habían pasado al cajón de las cosas inservibles, como por ejemplo la obligación de las familias de enseñar a sus vástagos, como si fueran verdades absolutas, la sarta de cuentos, fábulas y ficciones con que nos han hecho comulgar durante cinco siglos, aquí, y mil quinientos años en otras latitudes. La intromisión en la enseñanza pública, es otra manera de garantizar que el rebaño crezca, o se mantenga sin merma, porque de ello depende su existencia. El costo desde luego es elevado, porque de cierto modo, al alumnado le están garantizando también la apertura de las puertas celestes sin que rechinen las bisagras, cosa que la instrucción oficial no ofrece. Y más: parece ser que, los gobiernos de derechas, propician la ineficiencia de la educación oficial, le escatiman presupuesto, y ofrecen becas e incentivos a quienes acepten educarse en los colegios manejados por las iglesias.
Se ha visto, por otra parte, que cuando los países tienen la desgracia de ser gobernados por personas que han caído en esas creencias y las tienen como verdades irrefutables (las derechas les dicen) propician esa forma de control de la “prole”, de la plebe, del pueblo y, de ese modo aseguran la perpetuidad de un dominio que históricamente, ha producido tantos conflictos.
Al inicio de la primavera de este tan profetizado 2012, vendrá a México el Papa Benedicto XVI, cabecilla del catolicismo decadente, que en los últimos años del siglo pasado inició su debacle tras los escándalos suscitados por la pederastia de miembros prominentes de esa Iglesia, y la complicidad vaticana con que se manejó, pagando miles de millones de dólares para sofocarlo. Viene atenido al olvido, y si no al olvido al perdón de tan repugnantes delitos. Viene a vender protección del cielo, para este país al que, últimamente le ha dado por enviar al infierno (la competencia) semanariamente docenas de almas, sin extremaunción. En fin, que viene a hacer un balance porque los ingresos han mermado. El tráfico de su enervante está dejando de ser tan lucrativo como antes.

lunes, 6 de febrero de 2012

CONTAMINACIÓN

El monstruo coprófago era terrible, tenía varias bocas y comía con todas ellas, en algunas se veían dobles hileras de dientes, en otras algunas apéndices de succión le asomaban fuera de la cavidad, en otras parecía tener pequeñas coladeras corneas; no tenia ojos seguramente porque no necesitaba ver que atacaba, simplemente tocaba con sus sensibles tentáculos y de acuerdo a la consistencia, textura, temperatura y dimensión del objeto aplicaba alguna de sus bocas o dos o más simultánea o sucesivamente en un santiamén engullía los detritus; entre más repugnante fuera el aspecto o la hediondez de lo que pretendía llevarse a sus bocas, más suculento le parecía al monstruo, no por ello despreciaba substancias inertes con deleite, parecía que algunas cosas las probaba primero con cierto recelo, sobre todo las que tenían un engañoso aspecto o aroma de limpieza, como la espuma de detergente.
El famoso biólogo hindú Munga Garrates, retiró sus ojos de los oculares del microscopio electrónico y se quedó pensativo chupando el bolígrafo con el que segundos antes había anotado el nombre con el que habría bautizado al microscópico ser: “DEGLUMERDA CHIRIPIOTIS”. Después de unos segundos se dio cuenta de dos cosas,: la primera, que el nombre no tenía ningún chiste así que lo tachó, la segunda fue que de la distraída chupada le había sacado toda la tinta al bolígrafo y tenía la lengua, los dientes y los labios tan azules como su monstruo recién descubierto. Después de lavarse la bica hizo otra reflexión y anotó (ahora con lápiz), “MUNGAGARRATIS VORACIS”. Ese nombre hacía referencia al suyo, como descubridor del bicho, además sonaba científico y, por una parte, dejaba a futuro el llenar de contenido y significación, la fama y el nombre del microscópico monstruo. Ya se imaginaba lanzada a la publicidad de ocho columnas y a los medios y redes electrónicos su gran descubrimiento, dándolo a conocer al mundo entero: “Munga Garrrates descubre al mungagarratis voracis”. “El “Mungavoracis” (nombre abreviado para facilitar su manejo cibernético) erradica la contaminación”. El científico volvió a reflexionar, ¿cómo hacer crecer a su bestezuela?, ¿cómo lograr que rompiera las dimensiones microbianas? O, ¿Cómo lograr su multiplicación y cultivo para diseminarlos estratégicamente por el mundo para que acabaran con la contaminación comiéndose todos los desperdicios, la podredumbre, la cochambre, que arrojan los seres humanos invadiéndolo todo?.
Y así como todos los grandes descubrimientos e invenciones han resultado por casualidad, Garrates, igual que aquel famoso burro que tocó la flauta, dio en el clavo sin saber cómo y un buen día se encontró bajo el microscopio a toda una familia, papá mungavorasis, mamá mungavorasis y dos pequeños a quienes puso por nombres Chiripa y Loraso vorasis, dado su causal origen. Ahora solo le faltaba hacerlos crecer, cosa que logró de la manera más simple, les dio aceite de hígado de bacalao en su presentación farmacéutica, ya que por su feo aspecto, su viscosa consistencia y su vomitivo aroma, aseguró que los bichejos lo devoraran gustosamente creciendo setenta y ocho micras diarias hasta alcanzar dimensiones sobrehumanas. Con esas proporciones comenzaron a engullir desechos industriales, basureros enteros, rellenos sanitarios, deshuesadoras de autos y, toda aquella polución citadina que solía ir a parar al mar, a los ríos, a los campos y al aire antes del descubrimiento de Garrates, y que según los científicos hubiera tardado varios miles de años en degradarse para volver a la naturaleza.
Así fue como en unos cuantos meses, los mungavorasis limpiaron la porquería del mundo entero… Salvo que… lo que no previó el biólogo Munga: las bestias devoradoras de porquería, también tenían necesidad de excretar… Y ¿saben ustedes que defecaron los murgavorasis? Pues obraron candidatos a diputados, a gobernadores, a senadores, a presidentes, tesoreros y secretarios de hacienda, algunos cardenales y un poco de papilla irreconocible, con lo que el mundo se limpió de una cosa, pero se contaminó con otra.

LA RESIDENCIA DE LA HONRA

Hubo un tiempo muy largo, en que la honra de los hombres tenía su residencia en la vulva de su mujer y en el himen de sus hijas, consecuentemente solía salir raspado con harta frecuencia, entonces se inventó la fidelidad como escudo del honor; la primera y más antigua fidelidad, que no tenía nada que ver con la fidelidad de ahora; me refiero a la alta fidelidad de los aparatos de sonido. Esa fidelidad de antaño consistía simplemente en una patente de exclusividad sexual en la relación de pareja, en la que el compromiso de la mujer era subordinado y obligatorio so pena de divorcio, madriza y/o asesinato de la infiel y en el hombre era laxo, tolerable, discrecional e impune. Pues bien, eran tiempos en que no se habían siquiera presentido los derechos de las mujeres, pues si bien los derechos del hombre y del ciudadano se descubrieron y consagraron en las normas democráticas de la revolución francesa, tuvieron que pasar cientos de años más para que las mujeres fueran consideradas ciudadanas; todavía hace sesenta años mas o menos, ellas carecían de derechos, aún de los más elementales para el ejercicio de la vida en sociedad, y solamente eran conocidas en función de quien les concedía el honor de depositar la honra en su entrepierna y el apellido que distinguía la estirpe, la familia y la casa de procedencia. La decisión de tener o no tener hijos y el número de ellos era decisión y voluntad del varón, si no de dios nuestro señor, la mujer solamente tenía la gracia obligatoria de separar las rodillas y que fuera lo que dios quisiera. Ninguna dama que se apreciara de serlo honorablemente, podía expresar su voluntad de palabra, y menos de obra, para decidir quien se le antojaba como padre de sus vástagos, y no se diga respecto a un simple y placentero acostón sin consecuencias. Hasta el siglo XXI llegó como reminiscencia absurda la enseñanza de tres mil años atrás, desde los albores de los pueblos “civilizados” que armaron guerras de exterminio en defensa de la honra de su rey quien, habiéndola depositado en los labios mayores de Helena de Esparta le fue testeraeda por Paris el príncipe de Troya. A nadie se le ocurrió, desde entonces a esta fecha, que Helena no había sufrido ninguna violación ni secuestro, sino que por su propia voluntad, alegría y gustito había tomado la decisión voluntaria de huir con el papasote de Paris; no, todo mundo asumió que la mujer había sido llevada como un semoviente por un abigeo y que la honra de Menelao sería humedecida por lenguas viperinas y mordaces.
Tuvieron que pasar centurias para que el hombre se diera cuenta que había escogido el peor lugar para domiciliar su honra; peor aún, llegó primero a ellas la certeza de que el uso y disfrute de sus zonas erógenas es un acto de voluntad humana que ha pasado a formar parte de los derechos humanos no enajenables, ni negociables y que, las cláusulas del contrato matrimonial donde se limita el uso y disfrute del sexo, deben tenerse por no puestas ya que se trata de estipulaciones leoninas inaceptables, porque conculcan la libertad de empinar el papalote donde a cada quien se le pegue su regalada gana y a la hora que le sople el viento favorable para hacer rezumbar la rezumba que todo buen papalote debe llevar.
En estos tiempos en que se exalta el orgullo de ser minoría, corren tan rápido los acontecimientos, que lo gay ya ni es de minorías ni da orgullo, me atrevo a decir que ya son mayoría y por lo tanto debe pasar como normal común y corriente. Ahora que las nuevas formas de unión de pareja están descubriendo la parte leonina del viejo contrato matrimonial, cabe predecir que muy a corto plazo la viejas fórmulas solemnes y asfixiantes del matrimonio se irán a la goma, para dar paso a uniones más libres, más inteligentes, que no ataquen ni repriman las libertades de que todo ser humano debe goza y digo gozar en todos los sentidos del término. Esto viene a cuento, porque los ayuntamientos veracruzanos, y no sé si en otras entidades, se esfuerzan en organizar el día del amor, 14 de febrero, matrimonios colectivos de parejas a las que se les nota que están al borde de la nausea de vivir juntos y preferirían un decoroso par de lustros de viudez, a la que, todo mundo tiene derecho y debería elevarse a rango de garantía constitucional. Propiciar oficiosamente el matrimonio, cuando la gente está bien como está, es una intromisión injustificable, y una violación de los ayuntamientos al principio jurídico que dispone que los funcionarios no pueden hacer lo que no les está mandado a hacer de manera expresa en la ley.

jueves, 2 de febrero de 2012