miércoles, 17 de febrero de 2010

¿CUENTO, SUEÑO O PRMONICIÓN?

¿Y mi cadáver? le pregunté a mi mujer y a mi hermano que me acompañaban, cuando al entrar a la pieza donde estaba mi cuerpo tendido no lo vi. El cuarto tenía una ventana hacia un jardín muy verde y llano, la luz penetraba por la ventana iluminando el lugar precisamente en donde debía estar mi cadáver, pero no estaba, pocas horas antes de salir lo habíamos dejado ahí. -Lo deben haber recogido las personas que hacen la limpieza, no te preocupes, al ratito lo buscamos, acuéstate y descansa- dijo Lola y me ayudó a recostarme en la misma cama donde antes habían estado mis restos mortales.
Habíamos salido de la casa horas antes, para ir a ver un espectáculo callejero de payasos, pero corrimos con mala suerte porque el camión donde viajaban los payasos venía a exceso de velocidad, tuvimos que correr y volver a meternos a la casa para que no nos atropellara. Lo más que alcanzamos fue que mis dos nietos que a la vez eran mis hijos, se tomaran un refresco en una tiendita que estaba en el vecindario. La calle estaba mal asfaltada, con gravilla suelta y baches llenos de agua, eso hizo que el camión de los payasos se desviara de la ruta.
Ya había escuchado algunos rumores de que estaba yo enfermo, pero andaba despreocupadamente haciendo lo de siempre, cosas menores de viejo desocupado, me costó trabajo entender que realmente había llegado a un estado terminal hasta que, no se como, quizá pasé frente a un espejo, o tal vez sufrí un desdoblamiento instantáneo, me vi de lejos y mi aspecto me hizo darme cuenta que estaba muriendo: tenía la cabeza rapada, el eterno sombrero que uso me bailaba encima de la cabeza, la nariz y las orejas me sobresalían de las alas del sombrero, la piel translúcida de mis mejillas dejaba ver pequeños surcos de venitas moradas, mis hombros parecían un gancho para colgar el saco y donde habitualmente llevaba las nalgas el pantalón se me hacía pliegues verticales y un poco cóncavos. Ante ese espectáculo fue cuando me sentí fatigado y me senté a la orilla de la banqueta, fue también ese momento cuando apareció en la bocacalle el camión de los payasos corriendo a todo correr zarandeándose peligrosamente.
Recuerdo la actitud abnegada y cómplice de mi mujer y mi hermano acompañándome como un niño, sin decirme que estaba ya para el arrastre, disimulando su estado de ánimo ante mi gravedad, y yo creyéndome en excelente salud porque en mi cuarto tenía un cadáver de recuperación esperando su entierro, al que desde luego me proponía asistir para luego regresar muy contento a casa. Por eso me fue tan sorprendente que mi cadáver de recuperación se hubiese perdido.

miércoles, 3 de febrero de 2010

SEGUIDILLAS ELECTORERAS

Una contienda dura
se nos acerca,
de la gobernatura
y viene puerca.

Tiempo nefasto,
es toda una locura
de mucho gasto.
*
El dinero del pueblo
pa’ nada basta,
y menos al partido
que se lo gasta.

Son gastalones
los que queman los pesos
en elecciones.
*
Algo es que quieran darte
lo que consumes
para votar por Duarte
y no por Yúnes.

Y otra constante:
el tercero en discordia
como lo es Dante.
*
Suena como en los bosques
de nube y trueno:
que busques donde busques
no hay uno Bueno.

Que no hay confianza
ya ni en el Vaticano
aún con Buganza.
*
Todo lo magnifican
esa es la suerte
para ganar el voto
de tanta gente.

Fuera conciencia
gastemos el dinero,
no hay indigencia.