domingo, 10 de junio de 2012

BATALLA POR UN CASACRÓN

El poder que alguna vez tuvo el Ejecutivo de la nación mexicana, desde hace cuatro sexenios se ha venido diluyendo, ahuecando, vaciando, hasta quedar en una mera figura de ornato, como la del rey de España que ya no sirve para nada, aunque pretenda confirmar su poder matando elefantes. El último presidente que heredó el dominio del cargo fue Salinas, y ya no venía completo, este tuvo que pelear los desperdicios con el EZLN, lo que pudo rescatar lo desperdició convirtiéndolo en pesos, repartiéndolo entre sus familiares y testaferros, y compartiendo con su mal consejero Córdova Montoya. Pudiera señalarse como fecha de quiebre de su dominio, de manera precisa el día 23 de marzo de 1994, con la dolorosa muerte de Luis Donaldo Colosio. A partir de ahí, la fuerza del ejecutivo se derramó como agua entre los dedos, empapando de poder a otros que aprovecharon la situación. Zedillo, ni siquiera salió como el “as” de la manga; respetando la metáfora podríamos decir que fue un modesto siete de bastos que, sirvió para encubrir el crimen nunca aclarado, y a la mafia organizada atrás de él y que, con el tiempo ha ido notándose al ejercer la fuerza que se le escapó de las manos al Ejecutivo. El derrumbe del partido que había ocupado la silla presidencial por más de setenta años, fue ocasionado en buena parte por esa devaluación de la figura presidencial. Fox, de buena presencia, pero sólo eso, llegó con ínfulas de dictador, llamó chiquillos y chiquillas a los diputados y senadores del Congreso de la Unión, en su primer discurso de toma de protesta, y después se fue a festejar la “ascensión” nada menos que al castillo de Chapultepec, como en los buenos tiempos de Iturbide, de Santa Ana y de Maximiliano. El mensaje enviado con ese evento fastuoso inaugural, fue justamente un aviso al pueblo de que el gobierno foxiano sería de oropel y relumbrón. También fue como de burla y relajo, el pueblo lo tildó con los peores epítetos y, de paso a su señora, ambos acabaron defendiéndose como gatos panza arriba, y hasta una cuasi periodista argentina se atrevió a desacreditarlos. El poder por el que tanto habían luchado jamás lo tuvieron, se había movido a las cámaras del congreso y dentro de ellas a unas cuantas manos, una buena parte de esa fuerza pasó a los partidos políticos, a la agrupación de gobernadores CONAGO, a los millonarios mexicanos y extranjeros de siempre, y al crimen organizado. Los aires de esperanza de que el cambio del partido en el poder sería un cambio en la política nacional, se fueron al excusado. Con el control de las maniobras electorales fraudulentas, el partido recién estrenado en la silla presidencial, logró un segundo golpe que a nadie dejó contento; a Calderón lo menos que le llamaron en su cara fue “espurio”, sin ninguna fuerza ni figura, no pudo acceder al recinto de la cámara de diputados para hacer la protesta de ley. Tuvo que entrar furtivamente por algún resquicio del edificio, y a partir de ahí, ni siquiera los tradicionales “informes” de gobierno anuales pudo leer en el recinto camaral, necesitó inventarse la entrega de los ilegibles mamotretos en medio de modestas solemnidades y, largarse a hacer su fiestecita privada a algún rincón, donde los lambiscones de siempre le aplaudían a destajo. Actualmente, el Poder Ejecutivo no tiene nada qué hacer, la fuerza está diluida en muchas manos. Los candidatos actuales o son miopes o están siendo empujados por una inercia histórica que ha dejado de tener vigencia; en la actualidad es más importante ser dueño de una televisora, de una cadena de periódicos, de un supermercado, que ser presidente de la nación; tiene más poder un banquero, un líder obrero, un mafioso y hasta un peta, que el mismísimo presidente de la república mexicana. Así que ¿Qué pelean nuestros candidatos? Se están desgreñando por un cascarón, sólo por el recuerdo de que alguna vez fue la única manera de hacerse rico, o de servir al pueblo, que ahora ya ni para eso sirve y no digo de buscar el equilibrio, la justicia, la distribución equitativa de la riqueza, que sigue siendo asignatura pendiente de todos los que han pasado por el inútil cargo de presidente. Creo que más les valdría hacer campaña para lograr un puesto de huevos entre los locatarios del mercado de la Merced, ahí cuando menos los cascarones tienen adentro clara y yema.

1 comentario:

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