jueves, 21 de octubre de 2010

GAMBORIMBOLOGÍA

Gamborimbo es un neologismo, la palabra no existe en el diccionario de la Real Academia de la Lengua, apenas hoy, al iniciar este escrito, la he agregado a mi diccionario particular del ordenador que manejo, a fin de que no se me manche la foja de subrayados rojos. Sin embargo no es desconocida la palabra ni su significado: la han usado mucho los dibujantes o moneros Jis y Trino, quienes han creado un personaje conocido como “Gamborimbo Ponx” entre otros surgidos de su mentalidad escatológica que ineludiblemente mueve a risa.
Referido a lo mismo he oído usar la palabra semejante: Gamborino, pero investigando el término he encontrado que es un apellido muy bien y orgullosamente llevado por un abogado español especialista en transporte, y en el siglo XIX existió un grabador madrileño llamado Miguel Gamborino, que dejó a la posteridad un trabajo digno de considerarse patrimonio universal, y al que seguramente hemos tenido acceso, sin reparar siquiera en la autoría de ese extraordinario artista. Por estas razones nos quedaremos con la palabra Gamborimbo para nuestro ensayo.
El Gamborimbo o los gamborimbos en plural, son esos pequeños grumos de vellos enrollados en el papel higiénico que se quedan imperceptiblemente adheridos a la comba de los glúteos, después de la acostumbrada limpieza anal. No quiero explicarlo de otra manera para no resbalar en la escatología o en la vulgaridad.
Y bien, ahora que he hablado de la comba de los glúteos es oportuno aclarar que las palabras comba, gamba, y corva, derivan de la misma raíz semántica que alude a la curva o curvatura de un objeto. Gamba es España se usa para referirse al camarón por su forma curvada, también en el arte de la carpintería la gamba de una pieza de madera es la curvatura que se le hace artificialmente, así que es posible que el término Gamborimbo haga alusión a la gamba del glúteo donde suele quedarse aglutinado.
No está por demás hacer notar que para que se produzcan los gamborimbos, es necesario tener velluda esa zona corporal, cosa frecuente en las personas de sexo masculino de cierta edad y raza; en cambio es infrecuente en niños, niñas, mujeres y ciertos grupos humanos lampiños, por lo que debemos entender que ellas y ellos no padecen esta inconveniencia, salvo las excepciones que cada uno puede proponer después de repasar su lista de amistades.
La limpieza anal con papel higiénico que es el que genera el problema por su textura, resistencia y consistencia, no es muy antigua, en México cuando mucho data de la década de los treinta, un poco antes del inicio de la segunda guerra mundial, tiempo en que se comenzó a usar entre familias que podían adquirirlo en el extranjero, su uso se generalizó hasta después de terminada la segunda gran guerra. Antes se usaba papel de periódico, hojas de algunas plantas. Se sabe que desde el siglo VI antes de la era, se usaron hojas de lechuga para el aseo anal. Se sabe que a Moctezuma lo limpiaban con esponjas humedecidas en agua perfumada. El agua ha sido siempre el solvente universal de la mugre y de las excresencias humanas; no es difícil imaginar que durante miles de años los arroyuelos cubrían la función del actual bidet y, es posible que la arena seca y menuda de las playas pudiera haber cumplido esa función higiénica meticulosamente.
Los chinos desde muy antiguo usaron el “papel de china” obviamente, y hasta podríamos aventurar la hipótesis de que ese tipo de papel se inventó ex profeso para la limpieza anal de los mandarines de las más antiguas dinastías, amén de que las razas orientales no son velludas en sus zonas glúteas, por lo tanto podemos afirmar con bastante certeza que el síndrome gamborímbico es meramente occidental. Queda claro entonces que la historia de los gamborimbos viene aparejada con el uso generalizado del “papel de baño”, su origen por tanto se remonta a la primera mitad del siglo XX.
A pesar de la repugnancia que pudiera causar a ciertas personas, la afección no ha sido combatida por las instituciones de salud pública, así que ha quedado reducida a un asunto doméstico, de higiene íntima y personal, el Estado no tiene entre sus programas el combate a esa epidemia tan sufrida por ciertos sectores de la población, por lo tanto no hay soluciones universales. Las recomendaciones para evitarlo podrían ser muchas: abandonar el uso del papel higiénico, volver al periodismo, volver a la lechuga o cambiarse a vivir a la orilla de algún arroyuelo, instalar un bidet con sacrificio de algún otro mueble del baño; pero la sugerencia más prudente y barata ante esta andancia, es no salir del baño sin antes restregarse la comba aglutinada con estropajo y jabón todos los días.

5 comentarios:

  1. Asombroso, mejor no podría explicarlo!, gracias.

    ResponderEliminar
  2. wow solo alguien que tiene tantos gamborimbos en el cerebro podria ponerse a estudiar esto tan a fondo y con detalle historico, de seguro viene de generaciones en tu familia

    ResponderEliminar
  3. wow solo alguien que tiene tantos gamborimbos en el cerebro podria ponerse a estudiar esto tan a fondo y con detalle historico, de seguro viene de generaciones en tu familia

    ResponderEliminar
  4. Hola. En mi familia nos acostumbraron desde pequeños a lavarnos, con agua, no a limpiarnos. El papel higiénico lo usamos para secarnos. Para lavarnos usamos solamente agua, y al bañarnos es cuando aseamos con el jabón. Saludos.

    ResponderEliminar
  5. Excelente ensayo, es algo natural, que puede aquejar a bastantes gentes, si al tal "unknown" le molesta, imagino que a su ha de tener el "fundamento".

    ResponderEliminar